
La vieja máquina estaba casi olvidada en galpones del Ferrocarril General Belgrano.
Hoy, su tarea es esencial para neutralizar los problemas ocasionados por la caída de un puente. Ejemplo digno de imitar.Cuando apareció a lo lejos haciendo sonar su característica señal de presencia, nadie lo podía creer. Hacia más de una década que estaba arrumbado, casi a punto de convertirse en chatarra en un galpón ferroviario. Se salvó de milagro del desguace que sufrió la actividad ferroviaria durante el menemismo. El cochemotor, conservando su antiguo cartel que dice “Atahualpa”, cuando lo administraba esa empresa, estaba nuevamente en marcha para sorpresa de quienes creen que el transporte ferroviario es cosa del pasado.Cuando el 30 de diciembre la fuerza de las aguas del Río Seco, en Salta, destruyeron las bases del puente carretero y se produjo el derrumbe de esa esencial vía de comunicación, sobrevino la desesperación en las comunidades de General Ballivián, Coronel Cornejo, General Mosconi, Tartagal, Aguaray, Campo Durán y Salvador Mazza, debido a que quedaron prácticamente aisladas. Es más, después de un mes, los precios de los productos de la canasta básica alimentaria se fueron “a las nubes”, ante la imposibilidad de que lleguen los camiones con mercadería.El paso de personas sólo se podía realizar por el puente ferroviario de la Línea General Belgrano. Ante el peligro de caminar sobre los durmientes, se colocaron maderas entre los rieles.En medio del caos cotidiano, alguien recordó al antiguo cochemotor. Rápidamente, informó la agencia “www.latinrieles.net”, entre las autoridades estatales locales y del Belgrano Cargas, se dispuso su inmediata reparación. Por la nobleza de los materiales con los que fue construido, sólo fue necesario cambiar el motor. Después de unos días de trabajo, debido al trabajo a tiempo completo de los obreros, la unidad se puso en marcha.Su capacidad es reducida al poder trasladar sólo a 100 personas por viaje, entre algunos víveres y medicamentos, pero cumple un rol absolutamente relevante porque de otra manera, el recorrido de 10 kilómetros debería hacerse caminando. Diariamente cumple esta tarea y no son pocos los que viajan en tren, por primera vez en sus vidas.Este “colectivo por las vías”, técnicamente un vehículo ferroautomotor, cubría los 700 kilómetros que separan a la ciudad salteña de Embarcación con Formosa y estaba a cargo de la empresa Atahualpa (ya desaparecida y que tenía una flota de colectivos de larga distancia). Durante el gobierno de Carlos Menem, el ramal fue considerado “poco rentable” y el tren de pasajeros desapareció, conservando a duras penas el de cargas.Por el momento, las autoridades ferroviarias de la Nación dispusieron que una máquina diesel con vagones (obviamente con mayor capacidad), se trasladen desde Buenos Aires hasta la zona de conflicto, con el objetivo de ejecutar idénticas acciones que el Atahualpa. Ojalá que su llegada no se traduzca en un nuevo abandono de este valioso material.
Emoción ferroviaria
Desde la dotación de obreros que trabajan en los Talleres de Tafí Viejo y la Asociación de Amigos de esa planta, Miguel Herrera y Ariel Espinoza, revalorizaron las tareas que cumple el cochemotor salteño y la voluntad y la capacidad ferroviaria para dar soluciones, en situaciones de extrema necesidad.Para ambos, la noticia produjo emoción en muchos ferroviarios que forman parte de la dotación de empleados ferroviarios taficeños. Según Herrera: “Es una muestra más de la importancia que tiene la actividad férrea en nuestra región y cómo la buena voluntad y las firmes decisiones políticas, son capaces de devolver a la comunidad un esencial servicio, para algunos ya olvidado”. Por su parte, Espinoza dijo, para finalizar: “Nosotros creemos que la acción del Atahualpa es una expresión de dignidad ferroviaria. Entendemos que en nuestra provincia podría hacerse lo mismo, para apoyar el accionar de la Nación. Sólo hace falta la decisión firme de las autoridades”.
(*) David Correa en el Siglo Web.com 29 de Enero 2006 - Periodista Taficeño.
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