El Obispo de Tucumán Mns. Luis Villalba presidió la ceremonia de “dedicación” del templo y de consagración del altar, donde se depositarón reliquias de mártires y de santos.Dedicar un templo y consagrar el altar significa que ese lugar queda destinado exclusivamente al culto, a la oración, a los sacramentos y a la predicación de la Palabra.Son muy pocas las parroquias que cuentan con esta dignidad y será la única del interior de la provincia. Tras esta particular ceremonia, no se podrá destruir ni añadir nada al templo. “Una vez bendecido el altar no podrá ser removido, y será exhibido como presencia de Cristo en medio de su pueblo”, explicó el párroco Domingo Atonur.El templo, de 104 años de antiguedad, y con 93 como parroquia, fue remodelado y ampliado con el aporte de toda la comunidad y empresarios que efectuaron importantes donaciones, en forma anónima, indicó Angel Teodoro Karamaneff, de la comisión.“Este acontecimiento comenzó a prepararse hace 10 años, cuando se formó la comisión pro templo que inició la reforma edilicia. Más tarde, con ayuda del Consejo de Administración Parroquial, se levantó una nave lateral, y se remodeló y mejoró todo el templo” indicaron.Cabe destacar que después de 48 años concluyó el atrio. El campanario está dotado de un sistema automático, por computadora, que anuncia el alba, el mediodia y los horarios de misa. El frontispicio y su torre fueron dotados de un sistema de iluminación similar al de la Catedral de la capital.
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